desde la que os miraba años atrás.
Me dais una mezcla entre pena y vergüenza ajena.
Pena, la ausencia de valores auténticos.
Vergüenza por no decir asco. De haber tomado el pelo a quien os quería, y haber jugado con el arma de doble filo que es el sexo.
Vuestras palabras ya no valen nada, porque abogasteis por algo que no practicabais. Mentirosos y sucios.
¿Qué parte del cuerpo duele cuando una persona abre tu corazón
y tú sabes que tu realidad paralela has sido un cabrón?
Sólo puedo decir, que el martini es mejor compañero que todos vosotros juntos. Y que de nuevo se acabó apostar por los sueños, que una vez más me habéis mandado al hoyo. Malditos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario