lunes, 5 de diciembre de 2016

Un guiso con sabor a tiempo

Y es que seremos un buen guiso.

Ajenos, cada uno de su procedencia, con su historia y sus viajes, sus heridas y cicatrices.
A la isla no se llega por casualidad a no ser que te transporten aquí, o seas producto de un naufragio. En la isla no te quedas de manera fortuita, a no ser que seas de esos tipos con suerte que la vida te lleva donde tienes que estar.

Y por naufragio, por transporte, por fortuito que parezca, tuvieron nuestros ojos, claros como el mar que ahora nos rodea, que cruzarse en sus miradas que nada buscaban. La no razón nos llevó a salir corriendo en la misma dirección a la misma velocidad, y a meternos en una piscina llena música y libros con forma de cama.

Son los ingredientes de nuestro guiso, que a fuego lento se cocina. Los ingredientes, todavía sin hacer, alcanzarán su mejor sabor cuando estén totalmente cocinados y no sean entes de diferentes procedencias, si no que el tiempo los habrá juntado y serán un único sabor.

El tiempo es un ingrediente, saboreémoslo.

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