viernes, 23 de octubre de 2015

Huida

Soluciones a problemas ficticios:


  • Si estás enojado, dibuja líneas. Si estás aburrido, llena una hoja de papel con colores diferentes. Si estás triste, dibuja un arcoiris. Si estás indignado, rompe el papel en pedazos pequeños. Si estás preocupado, practica origami. Si necesitas entender algo, dibuja mandalas. Si necesitas restablecer las energías, dibuja paisajes. Si quieres entender tus sentimientos, dibuja un autorretrato....
  • El caso es que, pase lo que pase, no te sientes a sentir... lástima vayas y lo soluciones.
  • jueves, 22 de octubre de 2015

    No es nadie, soy yo

    Además de disimularnos a nosotros mismos, haciéndonos transparentes y fantasmales, disimulamos la existencia de nuestros semejantes, fingiendo ignorarlos como si se tratara de una casualidad. Entonces nuestros actos se vuelven intencionados y soberbios, alcanzamos la psicopática capacidad del ninguneo.

    Ninguneamos, haciendo de ese alguien, ninguno. La nada se vuelve individuo. Ese cuerpo, con esa cara y esos ojos, se hacen eso, Ninguno.

    Cuando la técnica está depurada, esta simulación es mimetizada, como un actor que muda su interpretación, sin llegar a exceder el disimulo en nuestros actos.
    No hay temor por la mirada ajena, ni contracciones recorriendo nuestro cuerpo o pensamientos que perturben la representación. Está tan interiorizado que el espectáculo se diluye con lo que había antes y sólo cuando desde el pecho estalla, la tensión desaparece.

    Entre los desperdicios ya no sabemos reconocer qué fragmentos fueron fruto de nuestra realidad, qué partes pertenecen a mi yo ninguneado, no por que en nuestra reconstrucción queramos desecharlas para volver a coser el cuento de la interpretación que tantos años nos ha costado depurar, si no porque también pertenecen a esa parte de nosotros que hemos rechazado, depositándola cariñosamente en aquellos que ignoramos como si se tratara de una casualidad.

    Estuario

    Sería un error pensar que estás en posesión de la verdad absoluta,
    sería una locura pensar que lo que aprecias como normal es así porque pertenece a la norma.
    Quizá pertenezca a tu norma, 
    quizá tu norma difiera de las demás.

    Has venido hasta aquí para recoger tu premio,
    has venido hasta aquí para obtener lo que sabías que obtendrías.

    Me insistes, me insistes, me insistes, me insistes.
    ¿No te he escuchado?

    Sería un error pensar que estoy en posesión de la verdad absoluta,
    sería una locura pensar que lo que aprecio como normal es así porque pertenece a la norma. 
    Quizá pertenezca a mi norma, 
    quizá mi norma difiera de las demás.

    He venido hasta aquí para recoger mi premio,
    he venido hasta aquí para obtener lo que sabía que obtendría.

    Te insito, te insisto, te insisto, te insisto.
    ¿No me has escuchado?